Casarse en diciembre tiene algo mágico, y la boda de Ana y Pelayo fue el mejor ejemplo de ello. Celebraron su gran día en Santa María de Luanco, con una ceremonia íntima y llena de emoción, y continuaron la celebración en el precioso Palacio de la Riega, con el exquisito servicio de Catering Manzano. Todo, bajo una atmósfera inspirada en la Navidad más elegante y acogedora.
La organización y coordinación del evento estuvo a cargo del equipo de The Dreams Factory, que logró crear una estética navideña sin caer en los clichés: cálida, sofisticada y muy personal.
Un look invernal lleno de estilo
La novia apostó por un dos piezas del atelier Patricia Zaragoza, con una parte superior estructurada y hombreras elegantes, acompañada de una capa/velo de tejido semitransparente que le daba movimiento y luz.
Completó el look con joyas discretas y una gargantilla de cuello alto de Marucca, una pieza muy especial en la que participó en su diseño.
El peinado, una coleta pulida que más tarde soltó durante el baile, completaba un estilo moderno y atemporal, perfecto para una boda de invierno.
La decoración: Inspiración Navideña en cada rincón
La ambientación fue una auténtica oda a la Navidad.En la mesa presidencial, los cuadros escoceses daban el toque más invernal, mientras que los centros de mesa con ramas de abeto, piñas naturales y velas blancas aportaban ese equilibrio entre elegancia y calidez.
Los lazos de terciopelo rojo se repitieron en muchos detalles, creando una armonía visual que envolvía todo el espacio.
Uno de los rincones más comentados fue el seating plan, que se presentó sobre un gran abeto decorado con cintas de terciopelo rojo, piñas y troncos de madera en la base. Las listas de invitados colgaban entre las ramas, convirtiéndose en una auténtica pieza decorativa y en uno de los puntos más fotografiados del día.
Detalles personalizados con alma
Uno de los detalles que preparó la pareja fueron los marcasitisos navideños personalizados que encargaron en This Is Kool: unas estrellas de madera grabadas con el nombre de cada invitado.
Cada estrella estaba anudada a la copa con una cinta de terciopelo rojo, combinando perfectamente con el resto de la decoración.
Más allá de su función práctica —indicar el sitio de cada invitado—, estas estrellas fueron un detalle útil y con valor sentimental:
Los detalles les encantaron a nuestros invitados y muchos nos enviaron después fotos de las estrellas colgadas en sus árboles de Navidad”, nos contaba la novia.
Un recuerdo bonito, funcional y decorativo, que conectaba el espíritu navideño con la esencia de una celebración cuidada hasta el último detalle.
Un final por todo lo alto
El baile, amenizado por Villaboy Band, fue el broche perfecto para una jornada llena de emociones, risas y mucha música. Entre luces cálidas y la energía de todos los invitados, Ana y Pelayo cerraron su boda como la habían imaginado: íntima, mágica y muy, muy navideña.
Esta boda demostró que celebrar en invierno tiene un encanto especial. Los tonos cálidos, los tejidos ricos, las luces suaves y los pequeños detalles personalizados logran una atmósfera que envuelve a todos los invitados. Si estás pensando en una boda navideña, inspírate en la de Ana y Pelayo: una historia que une el amor, la familia y la magia de la Navidad.

Cofundadora de This Is Kool. En 2003 conocí a Mar y a Mariona estudiando Arquitectura y más tarde nos enfrascarnos en montar juntas una tienda de diseño gráfico para eventos. Me encantan las bodas y soy adicta a las revistas de decoración y diseño.